Los niños interaccionan constantemente con el entorno que les rodea, explorando y respondiendo a los estímulos que reciben como procedimiento de aprendizaje humano: adquieren experiencias vitales que van configurando su conocimiento del medio y de sí mismos. En este fluir diario, los niños necesitan puntos de referencia para ordenar su universo; un ejemplo de dicotomía es día – noche.
La referencia de la estación del año en la que se vive es muy importante para el niño: hay acontecimientos asociados a la época – verano a vacaciones o invierno a navidad – pero, también, los cambios de la naturaleza en la que vivimos. Si el invierno es nieve, la primavera son flores, el verano es sol y el otoño es ocre – una gama maravillosa de tonalidades.
Aprovechar la estación del año, ya no para estudiarla como tema didáctico sino, para contextualizar una clase es algo fantástico. Utilizar los elementos naturales de la estación como material de la actividad en la que se trabaja, ayuda a estimular la creatividad del niño y le permitirle relajarse y desinhibirse al establecer conexiones con la madre naturaleza. El otoño nos proporciona recursos como hojas, castañas, nueces, bellotas o calabazas que podemos integrar en nuestras actividades. En la educación musical, además, podemos utilizar obras clásicas evocadoras de la estación para enriquecer e incrementar la experiencia del alumno en clase.
En Pequeño Mozart llevamos años creando figuras musicales con palitos y castañas; dibujando con hojas y coloreándolas; decorando calabazas… La experiencia es óptima: los niños se implican en la actividad propuesta, jugando con los elementos naturales y los conceptos musicales dispuestos. Como docente, es muy inspirador presentar unos recursos y ver a los niños utilizar su imaginación para dar respuestas muy diferentes entre sí.
Creemos que utilizar productos naturales o instrumentos realizados con ellos (por ejemplo, madera) es bueno para el alumno. Tanto es así, que llevamos años cultivando calabazas en verano para utilizarlas en otoño como recurso educativo: ambienta las clases, sirve como elemento en canciones otoñales (“In the Hall of the Mountain King”, Halloween…) y son una magnífica pizarra para que los niños las decoren con claves de sol y otros dibujos.
La naturaleza es impresionante… ¡Utilicémosla!.